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Algo
de Historia
Alguna anécdota
Los
helados de chocolate; los hay con almendras, con nueces,
mezclados con dulces, solos, y hasta sembrados con legumbres
como en las latitudes orientales.
Es un sabor universal. No hay
quién no lo conozca.
La
materia prima de la cuál se parte para producir estas
exquisiteces es digna de conocer un poco mas de ella.
El
chocolate se elabora a partir del fruto del árbol del cacao.
Este árbol nace solamente 15 grados al sur y al norte del
Ecuador, a lo largo de todo el planeta. Así, son productores
Ecuador, Brasil, Colombia, Venezuela, Indonesia, etc .
El árbol del cacao tiene un fruto o mazorca, del tamaño de un
melón pequeño, ovalado como una pelota de rugby o futbol
americano. De alrededor de 15cm de largo, es de cáscara dura,
oscura y rugosa. Estos frutos son cosechados, golpeados y
abiertos, ya que en el interior, dispuestas en forma de racimos
amarillentos y en cantidades cercanas a las 30 por fruto, se
encuentran las llamadas "almendras" o habas del cacao,
que serán las que habrán de pasar de 3 a 8 días por los
"fermentadores", lugar donde se da el proceso de
fermentación, que es donde adquiere las características de
sabor de lo que conocemos como chocolate.
Para
que esta fermentación sea uniforme, las almendras son
esparcidas al sol y sacudidas cada tanto y, poco a poco van
tomando el color oscuro que las caracteriza, a la par que han
perdido los restos de humedad que pudieran todavía contener.
Paralelamente, se las va seleccionando y luego de ser torradas,
son llevadas al molino de piedra.
De la primer prensada en el molino, se extrae la manteca de
cacao y de la siguiente, se extrae la pasta o licor de cacao (
también llamada masa o pulpa). Llegado a este punto, tenemos
los dos principales componentes del futuro chocolate. Por qué
futuro ? Porque estos dos productos, por sí solos no hacen el
chocolate, sino una bebida muy amarga, que era la delicia de los
nativos centroamericanos, en la época de la llegada de los
conquistadores españoles. El chocolate, como lo conocemos hoy,
es de "cocción" europea, donde se le agregó azúcar,
vainilla y luego también leche.
Y
ya que estamos hablando de historia, vale la pena comentar que
era tal el aprecio que los pueblos centroamericanos tenían por
el cacao ( recordemos que le consideraban bebida de los dioses!
...), que las almendras eran la moneda con las que comerciaban
los pueblos entre sí, pagando incluso desde los esclavos que
compraban, hasta los impuestos que los "recaudadores
aztecas" (entre otros) les exigían.
A España no se sabe a ciencia cierta quién lo introdujo. Sí
se sabe que Colón probó en su último viaje el "chokol-a-tl"
, bebida que fue considerada muy desagradable por su excesivo
amargor.
Todo indicaría que fue Hernán Cortés quien presentó el
cacao al rey Carlos V, pero una cosa es segura y es que para el
siglo XVII el chocolate ( ya con azúcar y vainilla ), era moda
y adicción entre los españoles, lo que ( nuevamente y como
todo a lo largo de la historia del hombre ), fue aprovechado por
las autoridades de la hacienda pública, quienes establecieron
una especie de Iva que, por supuesto, iba a las españolas arcas
reales !
Un
poco de Historia
La historia del chocolate
empieza con la llegada de los conquistadores españoles. Se dice que el
emperador azteca Moctezuma comía todos los días pescados
frescos traídos de Veracruz, acarreado a pie por los esclavos,
conforme a un sistema de relevos similar al de los chaquis
peruanos, quienes, también según decires, recorrían enormes
distancias para que en la mesa del Inca no faltaran productos
frescos del mar.
En aquella época, durante sus
numerosas fiestas y eventos deportivos, o ritos de iniciación
religiosa, comían carnes de pavos, palomas, iguanas y perros
aztecas, una raza que se criaba en corrales. Cocinaban sus
carnes a la brasa y muy sazonadas con sal y chiles. Por la mañana
todos los hombres, servidos por sus mujeres, tomaban chocolate
caliente con un trozo de chile. Durante el resto del día lo bebían
frío. Los hombres llegaban del campo a primeras horas de la
tarde y efectuaban su comida principal a base de tortillas de maíz,
frijoles y chocolate. Tenían por costumbre lavarse las manos y
la boca después de comer y tomar un baño diario que llamaban
temascal. Esos hábitos de higiene no estaban por entonces muy
difundidos en la cultura europea.
Si bien se dice que Hernán
Cortés estuvo entre los primeros europeos que probaron el
chocolate, Cristóbal Colón conoció antes el cacao, aunque, se
sabe, no le prestó la debida atención. Se cuenta que el
Almirante genovés, en 1502, durante su cuarto viaje al Nuevo
Mundo, encontró cerca de la Isla de los Pinos una embarcación
indígena de 25 remos, la más grande que había visto hasta
entonces. Según la misma crónica se trataba de una nave maya,
desde la que transbordaron a las carabelas de Colón telas,
objetos de cobres y unas semillas que se utilizaban tanto para
hacer una bebida, como monedas.
Debido a su valor religioso,
los mayas preparaban brebajes de cacao para sacrificios y ritos
iniciativos. Así la gran fiesta del cacao, dedicada al dios
Chac, o Tlaloc, dios de la lluvia, se celebraba en los
cacaoteros. Después de los sacrificios tomaban tchocolath -
vino de cacao-, obteniendo una bebida fría, espumante,
embriagadora de la cual estaba prohibidísimo beber más de tres
jarras. También bebían chorote, una mezcla de cacao y maíz, y
chilatl, hecha con cacao, maíz y agua de lluvia.
Sobre el carácter afrodisíaco
del chocolate, se creía que tenía poderes y que daba fuerza y
vigor sobre quienes lo bebían; ya que estaba constituida por
una mezcla de vino o puré fermentado, con el agregado de
especias, pimentón y pimienta. Para ese entonces esta bebida
era bastante amarga, pero al parecer muy enriquecedora en el
campo del amor.
Anécdotas
de la Historia
Bernal Díaz del Castillo
cuenta en su historia verdadera de la Nueva España que durante
un banquete que Moctezuma ofrecía a Hernán Cortés, el
emperador azteca, a pesar de tener grandes variedades de las más
selectas frutas, no comía sino muy pocas de cuando en cuando.
Su preferencia era la infusión tan conocida por todos en aquel
entonces, cierta bebida hecha con el mismo cacao servida en
copas de oro fino. En esa ocasión traían cincuenta jarros
grandes, hechos con buen cacao, con su espuma, y de aquello bebía.
Decían que era para tener acceso con mujeres.
El historiador del siglo XIX
Hugues Branncfrot, asegura sobre el poder del cacao, que los
mejores granos de semillas eran expuestos a la luz de la luna
durante cuatro noches. Según parece los que labraban la tierra,
deberían dormir separados de sus mujeres o concubinas, con el
fin de que la noche anterior a la siembra puedan dar rienda
suelta a sus pasiones al máximo; como así también se dice que
ciertas personas solían ser designadas para llevar a cabo el
acto sexual en el momento justo en que las semillas eran
depositadas en la tierra.
Madame du Barry, según se
dice, servía chocolate a todos sus amantes antes del acto
sexual. El mismísimo Casanova declaró que se trataba de una
bebida mucho más vigorizante que la champaña misma. Y el
resultado fue tan positivo que; como ya vimos, el emperador
azteca, Moctezuma, lo tomaba antes de yacer con sus concubinas.
Historia comercial del
chocolate Como el dólar, la peseta y la lira tienen un valor
económico, la sal en otras geografías y culturas, el cacao
también sirvió como moneda debido a su valor religioso.
Los comerciantes indígenas
llevaban en su hotem –bolsa de cuero enlazada al cuerpo-,
semillas de cacao que tenían un valor de moneda legal. Por
ejemplo, en aquella época se podía comprar un conejo por ocho
semillas de cacao.
En 1519, Hernán Cortés, en
sus cartas de relación, escritas para defender su desempeño en
México ante el rey Carlos V, hace referencia a sus
preocupaciones sobre la poca capacidad de los españoles para
conseguir provisiones para el trueque. Por lo tanto, debió
solicitar a Moctezuma una cantidad de semillas de cacao.
Los primeros granos de cacao
llegaron a España, por intermedio de un cura llamado Aguilar,
junto con la receta para hacer chocolate. Al monasterio de
Zaragoza, llegaron las primeras semillas. Por lo que hizo
posible fabricar por primera vez el chocolate en tierra europea.
En 1522, el franciscano Olmedo,
según cuentan algunos historiadores, tuvo a cargo el primer envío
de chocolate al Viejo Mundo. Francesco Carletti, quien había
viajado por América, introdujo en Italia el chocolate en el año
1606. Las cafeterías existentes de Florencia y Venecia se
encargaron de difundirlo. La aceptación del chocolate quedó
manifestada por el propio Cardenal Richelieu, quien se convirtió
en un verdadero adicto.
En 1615, el chocolate llega por
primera vez a Francia, debido al casamiento entre Ana de
Austria, la hija de Felipe tercero, y el rey Luis decimotercero.
En 1657, el chocolate llega a
Inglaterra y un artículo de la revista Public
Advertiser, decía: En el callejón de Queen´s Head, junto
a Bishopgate Street, hay en venta una excelente bebida de las
Indias Occidentales. Al comenzar a exhibirse el producto en
distintas cafeterías esta receta fue copiada por algunos
clubes, que con el transcurso del tiempo se volvieron muy
selectos y exclusivos. Por ejemplo, The Cocoa Tree fundado en
1746 y ubicado en la calle St. James 64, y el White´s Cocoa
House, ubicado casi al lado del palacio St. James.
En 1679 el chocolate llega a
Alemania. La producción de chocolate entra en su etapa
industrial, gracias al adelanto tecnológico Germano. Sin
embargo, no fueron los Alemanes quienes lo desarrollaron, sino
los suizos, los ingleses y los belgas.
El chocolate desembarca en
Suiza por medio del burgomaestre de Zurich, Henry Hescher. En
1819, en Vevey, Suiza, Luis Callier montó la primera fábrica
de chocolate.
En 1842, el inglés Jhon
Cadbury es quien fabrica por primera vez el chocolate para
comer. Joseph Frey, crea un nuevo producto, la manteca de cacao
y crea el primer chocolate en tableta, que además contenía
licor.
En 1875, el farmacéutico Henry
Nestlé, inventa la leche condensada. En 1876, Daniel Peter
fabrica el primer chocolate con leche.
El jurista y gastrónomo galo
Anthelme Brillat-Savarin, escribió: “Si un hombre ha bebido
con exceso de las fuentes del placer, si le ha robado horas al
sueño trabajando demasiado, si su espíritu ya está cansado,
si siente el aire húmedo, las horas lentas y la atmósfera
demasiado pesada como para aguantarla; si está obsesionado con
una idea fija que le quita la libertad de pensar; si es una de
estas desgraciadas criaturas, digámosle que se tome una buena
taza de chocolate perfumado, y le ocurrirán maravillas”.
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