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Comencemos por el principio, cuando el helado era una mezcla de zumo de frutas con nieve y hielo. Este refresco que los turcos llamaban "chorbet" y los árabes "charat" nació, según la historia, en Oriente, antes de la era cristiana. Entró luego a Europa por el sur de Italia, donde cocineros expertos lo enriquecieron con miel, elaborándolo con nieve del Etna. Los italianos lo llamaron "sorbete". Según parece, fue un tal Francisco Procopio quien, en el siglo XVII, inventó una máquina que dio nacimiento al verdadero helado, ya que homogeneizaba frutas, hielo y azúcar dándole una consistencia desconocida hasta entonces. Procopio abrió una heladería en París, la primera en la historia del helado, y muy pronto el sorbete estuvo de moda. En nuestro país, la historia del helado se enlaza con la del hielo. Hasta 1855 no se fabricaba hielo en la Argentina. Era un artículo de lujo que se importaba en grandes barras envueltas en aserrín desde Inglaterra y los Estados Unidos. Los primeros en servir refrescos utilizando este hielo importado fueron el "Café de París", el de "Las Armas", el de "Los Catalanes" y el bar "Del Plata", hoy ya desaparecidos. A partir de aquí, surgieron las heladerías tipo confitería, que servían el helado en altas copas de metal con una galletita tentadora, la "lengüita de gato", y que subsistieron hasta entrados los años '50 de este siglo. Luego llegaron las heladerías "al paso" y finalmente, con el desarrollo de las heladeras y las cadenas de frío, los polvos para preparar helados y los helados industriales. Con el transcurso del tiempo la elaboración de sorbetes
se fue perfeccionando. En la Edad Media los cocineros árabes se
destacaron en refinar la calidad y variedad de estos sorbetes. Algunos
indican que es muy probable que la palabra “sorbete” sea de origen árabe. También se atribuye a Marco Polo el haber divulgado en Italia una receta para su preparación de regreso de uno de sus viajes al Lejano Oriente. A estos helados se los conocía como “sherbet”. Así que el sorbete clásico, elaborado principalmente con
agua, es el antecesor del helado moderno. Con el tiempo se comenzó a utilizar otros elementos como
de leche, huevos, azúcar y aromas, lo que dio como resultado el helado
que nosotros conocemos hoy en día. En la corte del rey francés Luis XIV
hacia el año 1600 se presentó el helado con esas características en la
alta sociedad. De hecho, ya en esa época se entabló la polémica entre
los médicos y otros expertos sobre si el helado era bueno o no para la
digestión. Pero, ¿cómo hacían el helado si no tenían máquinas
enfriadoras? Solucionaron este inconveniente utilizando dos recipientes
de madera o de estaño, uno metido dentro del otro. En el mas pequeño de
estos recipientes se preparaba la mezcla de helado. Es importante destacar que en esa época descubrieron que
la adición de sal en grano hace bajar la temperatura del hielo y que este
duraba por más tiempo. Luego rellenaban el espacio entre los recipientes con hielo
y sal. Después de mezclar los ingredientes, se dejaba la mezcla en el
recipiente, y el helado quedaba listo. Sin duda surge la pregunta: ¿de dónde obtenían el hielo?
Mucho tiempo antes se había descubierto que se podía almacenar hielo del
invierno en pozos en la tierra que se tapaban con paja y ramas de roble. Luego, en el siglo XIX, se inventaron las primeras máquinas
de hacer hielo lo que facilitó la producción en masa. Ya en ese tiempo en algunos hogares se conservaba el hielo
se conservaba cajas hechas de madera y corcho. En nuestro siglo se han perfeccionado mucho las técnicas
de fabricación de helados. La maquinaria disponible facilitan la producción
industrial y doméstica de helados, y también han mejorado las normas de
higiene.
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